domingo, 6 de noviembre de 2011

¿PARA QUÉ SIRVE EL LATÍN? Y, ¿EL GRIEGO? (2)

   Despierta, mi dulce Talía, llegado es el momento de deslumbrarnos a los mortales con tu glauco mirar. Sí, mi vieja amiga, te sé cansada ante la indiferencia, que raya el menosprecio, de los más de los moldeados por Prometeo ante ti y tus hermanas. Te conozco harta, y con razón, de que casi todos piensen que Talía es una cantante, cuya fama borrará el viento en uno de tus suspiros, en vez de ser tú, Musa. Pero, ¿qué les vamos a hacer si renacimos de las piedras que Deucalión y Pirra, esa venerable pareja de ancianos, arrojaron a sus espaldas, tras ahogar Zeus con su diluvio a la perniciosa raza humana? De piedra siguen teniendo algunos, los no tocados por el pathos que surge cuando se descubre LO CLÁSICO, no sólo el alma, sino también las entendederas.
   Ea, mi entrañable amiga, aleja las telarañas de Morfeo de tu rostro enjuagándote en esta jofaína, cuyas aguas no serán las de tu suspirado Parnaso, pero sábelas dignas de tu divinidad. Así me gusta más: tu sonrisa picaruela, eterna, tus ojos chispeantes, traviesos. Esa es mi Talía, mi dilecta dama de la Comedia.



   Canta a través de mí, Musa, el para qué sirve el Latín, lo que el griego, sagrada lengua con la que los dioses os comunicáis, Despoina, aporta a los mortales, a pesar de que ellos, criaturas efímeras, ni lo sepan ni, para su mal, lo agradezcan.
   Ilumina, Musa, a este mísero vástago de Prometeo a fin de que pueda hacer ver a sus hijos, Aris y Edu, a sus pupilos y a aquellos, cuyas venas desaguan en el  Egeo, al que los nacidos de Marte llamaron Mare Nostrum, que lo Clásico, lo Greco-Latino es por méritos propios el Alma Mater de nuestra Esencia.
   Pues sí, hijos míos, el otro día intentaba demostraros que Todos somos, aún hoy, Grecia y Roma, pese a quien pese. Pues Grecia nos enseñó a cuestionarnos el porqué de las cosas, a preguntarnos por nosotros y por las cosas que nos rodean, dando a luz a la Filosofía. La Filosofía, otra disciplina que per se "no vale" para nada, que "no sirve" para cosa alguna, pues con ella ni vais a ganar dinero ni os van a llamar de "La Noria" ni del "Sálvame de luxe"... Afortunados vosotros, los que pénsáis, los que tenéis neuronas útiles, hijos, pues nunca seréis carroña televisiva.
   La Filosofía, esa ciencia deliciosamente inútil, que, en palabras de Aristóteles, otro griego clásico, no está al servicio de nadie ni de nada, pues lo que nos entrega es el saber por el saber, ya que es el conocimeineto más valioso del ser humano, puesto que es un fin por sí mismo. Ya lo decía Platón, el de anchas espaldas, otro griego: "Una vida que no se piensa, no vale la pena vivirla". Sí, niños, fueron los helenos, sobre todo los de Atenas, quienes nos enseñaron a pensar, a amar la Sabiduría por encima de todo. Y ahí tenéis, si no, a Platón, a Aristóteles, a Sócrates, a Pitágoras, a Heráclito, ... Os recomiendo una cosa: id, si los dioses así os lo conceden, a Roma, visitad las Estancias de los Papas en los Palacios Vaticanos, buscad las que pintara el inmortal Rafael, otro greco-romano que vivió en el Renacimiento Italiano, encontrad el fresco llamado "La Escuela de Atenas" y localizad en él a los filósofos más famosos de la Grecia Antigua, intentando poner cara a cada uno de los que allí se representan y disfrutando al reconocerlos y saber qué nos están indicando.

"La escuela de Atenas", Rafael, Estancias Papales, Palacios Vaticanos


   Fue mi amado amigo Juan de Dios, profesor de Filosofía enamorado de su profesión, quien me alumbró en todo lo que os he contado y quien me descubrió que el mencionado Platón, el más aventajado discípulo de Sócrates, en su Libro II de "La República" nos cuenta la historia del Anillo de Giges. Narra la historia de Giges, un pastor que tras una tormenta y un terremoto encontró, en el fondo de un abismo, un caballo de bronce con un cuerpo sin vida en su interior. Este cuerpo tenía un anillo de oro y el pastor decidió quedarse con él. Lo que no sabía Giges es que era un anillo mágico, que cuando le daba la vuelta, le volvía invisible. En cuanto hubo comprobado estas propiedades del anillo, Giges lo usó para seducir a la reina y, con ayuda del ella, matar al rey, para apoderarse de su reino.
   Glaucón (hermano de Platón) hace referencia a esta leyenda para ejemplificar su teoría de que todas las personas por naturaleza son injustas. Sólo son justas por miedo al castigo de la ley o por obtener algún beneficio por ese buen comportamiento. Si fuéramos "invisibles " a la ley como Giges con el anillo, seríamos injustos por nuestra naturaleza.
   Este mito ha tenido gran influencia en la filosofía, ya que da a entender que el ser humano hace el bien hasta que puede hacer el mal cuando «se hace invisible». 
   Ahí os va. ¿Sabéis, ahora, en quién se inspiró vuestro admirado Tolkien para idear su fastuosa saga de "El Señor de los Anillos"? Pues sí, chicos, el manantial del que bebió Tolkien para su historia del anillo mágico encontrado por Bilbo Bolsón, que tantas penurias acarreó a la Tierra Media, fue ni más ni menos que Platón, un griego que vivía en griego clásico. Y por eso, además de otras muchas cosas más, vale la pena saber heleno: para poder leer a Platón y a Heródoto, el padre de la historiografía actual junto a su heredero Tucídides, que también nos habla de este Giges.
   Cuando aquellos que se declaran científicos, furibundos talibanes de los números y de las fórmulas matemático-físicas, despotrican de nuestras materias y de las Humanidades en general, me dan pena. Son, aparte de mentecatos e ignorantes, unos desagradecidos: olvidan que Euclides, matemático y geómetra que vivió en Alejandría entre los siglos IV y III a. C., es el padre de la Geometría moderna y que en griego escribió sus axiomas.   La geometría de Euclides, además de ser un poderoso instrumento de razonamiento deductivo, ha sido extremadamente útil en muchos campos del conocimiento; por ejemplo, en la física, la astronomía, la química y diversas ingenierías. Desde luego, es muy útil en las matemáticas. Inspirados por la armonía de la presentación de Euclides, en el siglo II se formuló la teoría ptolemaica del Universo, según la cual la Tierra es el centro del Universo, y los planetas, la Luna y el Sol dan vueltas a su alrededor en líneas perfectas, o sea circunferencias y combinaciones de circunferencias.
   Estos palurdos "de ciencias" que reniegan de la Herencia Clásica olvidan, o lo que es peor: ignoran, el débito que tienen sus disciplinas con Pitágoras (y sus catetos e hipotenusa), con Tales de Mileto, con Arquímedes, ..., pues sólo así se explica su osadía al despotriscar contra sus padres.
   Y, ¿de la medicina qué os puedo decir? A poco que os fijéis descubriréis una pervivencia latente del léxico griego, en primer lugar, en las disciplinas sanitarias. Así, sólo con saber que "-itis" en la lengua de Homero significa "inflamación o infección", podréis descubrir, usando de nuevo nuestra lengua, lo que significa Otitis, Laringitis, sinusitis,... Mirad, si no existiera nuestra lengua madre, yo, que cojeo un poco del lado izquierdo, no padecería una "Aquileitis", sino un hinchazón en el zancarrón. Átate los machos: suena mucho más fino lo de Aquileitis, ¿no? Por cierto, a ver si descubrís por qué se llama así esta dolencia, consistente en la inflamación del tendón de... ¿quién?
   Y todo porque Hipócrates, otro clásico, sentó en griego los cimientos de la medicina moderna.
  
   El otro día os dije que durante los siglos oscuros, en pleno corazón de la Edad Media, el griego, fundamentalmente, pero también el latín se habían olvidado, menoscabado hasta que un grupo de artistas e intelectuales, en la floreciente Italia del siglo XV, volvió a redescubrir el mundo clásico, produciéndose así el bienhadado Renacimiento, que no era ni más ni menos que la vuelta a la luz de todo lo que Grecia y Roma aportaron al ser humano. Así sin Apolodoro de Damasco, quien a instancias del emperador Adriano reconstruyó el Panteón de Agripa, Bruneleschi no hubiera podido rematar la cúpula de Santa María del Fiore, en Florencia, y sin ellos, el inmortal Miguel Ángel no hubiera podido cerrar la inmensa cúpula sobre el altar mayor de San Pedro en el Vaticano.       
     El panteón "diseño angélico y no humano", según Miguel Ángel.                      Y por ir rematando, ¿no deberíamos estar eternamente agradecidos a los hijos del Egeo por habernos regalado sus historias, sus mitos? ¿Hay algún jardín más frondoso, más tupido, más aromático que el sembrado por los mitos clásicos? ¿Qué sería de nuestras vidas sin los dioses del Olimpo, sin sus héroes y heroínas? Los dos conocéis a Irene, que te subyuga con su mirada bicolor, y sabéis que noche tras noche le reclama desde chiquitina a su madre que le cuente un mito: no imagino nana más dulce que dormirse arrullado por la voz de Charo, mientras de su boca toman vida Orfeos y Eurídices.
"El más bello recuerdo de la antigüedad romana es sin lugar a dudas el Panteón. Este templo ha sufrido tan poco, que aparenta estar igual que en la época de los romanos." en palabras de Stendhal.
   En efecto, gracias, Grecia, por regalarnos la Filosofía, el Teatro, la Historiografía, los fundamentos de la Medicina, tu Arte,... tus Mitos.
   Y de Roma, del Latín y su pervivencia en el mundo actual podría empezar y no terminar. Básteos saber, chicos, que los días de la semana están consagrados todos a un dios romano (Lunes es el Lunae Dies, el día de la luna; Martes está dedicado a Marte,...), que los meses del año toman también su nombre de la lengua del Lacio, que latinos son los nombres de los signos del zodiaco, que en la tabla periódica de los químicos, sí, muchos elementos proceden de su nombre latino (Fe. de ferrum, Aur. de aurum,...).

   Mirad, hijos, el problema que tenemos es que vivimos en una sociedad regida por un materialismo galopante y mandada por unos petimetres analfabetos (pues desconocen los rudimentos del alfabeto griego), que odian todo lo clásico por ignorancia, por mezquindad, por ineptitud y por cortedad de miras. Pero también por vergüenza, sí. Temen que les demos lecciones de democracia invocando las figuras de Arístides el Justo, de Temístocles, de Pericles, de Solón,... Tiemblan al pensar que les mencionemos la rectitud e integridad de personajes como Catón el Censor   y de Cincinato, un romano de noble origen que abandonó el arado para salvar a su ciudad haciéndose con el mando absoluto y, que al conjurar el peligro, renunció a su poder y regresó a sus campos.


    ¿Os imagináis a algún Zapatero, Rajoy, Aznar, Rubalcaba, Camps o Chaves haciendo lo mismo que Cincinato? Francamente, no, ni por asomo.
   Sí, hijos, por esto y por tantas cosas más les somos incómodos a los poderosos los de Clásicas y hacen todo lo posible por anularlos y engañar a la sociedad con la patraña de que somos unos inútiles, a fin de acallarnos y que no pongamos en evidencia su supina ignorancia, su ineptitud, su mediocridad, pues por saber no se saben ni la prinera declinación.
   Es de nuevo mi Magister Raimundus, satyrus libens, quien me ha dado el argumento definitivo para convencer a la Humanidad de la necesidad de aprender Latín (y su madre-hermana el Griego). Hasta 1963, cuando el Concilio Vaticano II, el latín era la lengua oficial de la iglesia y todas las misas se daban en esta lengua. Aún hoy en día el Latín sigue siendo la lengua del Vaticano y del catolicismo. Así pues, se supone que en el Cielo, paraíso de los católicos, el idioma oficial será, precisamente, el Latín.
   Ya sabéis que yo soy muy pagano y que, a mi muerte, me he pedido traslado al Averno, con pase pernocta para visitar en el Parnaso a mis adorados Homero, Horacio, Plauto y Aristófanes; pero los que sean católicos y sepan latín tienen un cargo asegurado en el Cielo. Es verdad, Raimundo, sólo con aprenderse cuatro conjugaciones y cinco declinaciones seguro que los contratan como Funcionarios Celestiales, con mesa propia a la derecha de Dios. Los que se sepan, además, los verbos irregulares, los valores del cum y del ut, a ellos seguro que los contratan de Directores Generales de alguna sección. Y los que a todo lo anterior sumen el saberse los usos y valores de los infinitivos y participios, de ésos serán  los Ministerios, Archicofradías y demás prebendas.
   Ay, entonces llegará nuestra hora. Los mediocres politicastros que ahora nos rigen, sanguijuelas ignorantes del latín y del griego, irán al Cielo, sí. Pero como no saben ni latín ni griego, currarán toda la eternidad como vuestros subalternos. Así, sir Esperanza Aguirre trabajará en una subcontrata limpiando las letrinas angelicales, de interina a tiempo parcial. A Zapatero lo pondréis de herrador de burros, mulos y otras acémilas. Marianico Rajoy besará vuestros pies y se quitará la gorra de plato cada vez que os traiga el café mañanero. El inefable Valcárcel lidiará con Pegasos y otros sementales como mamporrero de la yeguada de los arcángeles. Rubalcaba, de botones Sacarino; Camps, de encargado del guardarropa; Chaves, de palmero; Artur Mas, de bailaora flamenca; la Cospedal, de modistilla tijerera; Carod Rovira, el Niño los Mostachos, de torero; ... Dioses, qué beatitud, qué alborozo entonces, cuando la Justicia divina ponga a cada uno en su lugar.
   Amén.